Recuerdos.

A veces es muy difícil destruir los recuerdos... Sobre todo cuando uno no los quiere destruir...

Cuando deseas que esten ahí presente por siempre, pero sin dolor. Los recuerdos son cosas muy extrañas, dicen que "recordar es volver a vivir", yo nunca he estado de acuerdo con esa frase. Uno recuerda, es todo. Seamos realistas. No lo volverás a vivir, a menos que tengas un Delorean... pero no creo.

En ocasiones uno recuerda y sonríe... con nostalgia. Otras veces uno recuerda y llora... también con nostalgia. ¿Qué será la nostalgia? ¿En que difiere con la melancólica? No sé si sea bueno sentirse así, o quizá sea peor no sentir nada. Pero llega un momento en que uno se fatiga de sentirse así... cuando deseas ser de piedra entonces y que nada te lastime. Cuando quieres dejar eso... sentirte en paz, pero en el fondo algo te inquieta, y no sabes qué.

Puedes salir a la calle y ver tanta gente... gente que huye, de sí mismos. ¡Y claro! Es cuando te das cuenta que eres uno como ellos, uno de ellos. No sé si esto que siento sea tristeza, sea nostalgia, o sea tan sólo sentirme Yo. Y que debo pasar por eso. Lo estoy pasando, pero ya no quiero. Ya no quiero temerle de nuevo a las noches; tampoco quiero temerle a las palabras. Ni a un par de ojos, ni tampoco a los míos frente al espejo... No quiero. Sólo espero pueda salir de esto sin ninguna fractura de por vida... Fracturada ya estoy...

No soy más que eso, una simple fractura;
un hueso torcido como árbol,

Una soga amarrada por un marino ingenioso,

de la que nada puede escapar.

Yo no puedo escapar.