viernes, diciembre 17, 2010

Sobre la virtud.

Si habláramos de filosofía ideal, contemplaríamos dos aspectos; primero, considerar a Dios como creador del género humano y, segundo, reconocer los fines que Él ha dictado para el hombre. No se necesitaría nada más, pues con base en esto solamente, el hombre sería capaz de establecer reglas de conducta para orientarse en el camino de la vida.

Pero uno podría preguntarse. ¿Que pasaría si, conforme el hombre recorre ese camino, comprobara que cada una de las reglas estuviera equivocada? ¿Qué tal si esas reglas suyas -aunque se hubieran concebido muy lógicamente- lo llevaran por entre zarzales y espinos, en tanto que los hombres que las desobedecieran caminaran felices sobre pétalos de rosas? Si eso sucediera ¿no se justificaría el abandono de esas reglas?, ¿el nadar como va la corriente, en lugar de contra ella?

Donatien Alphonse Francois de Sade en
"Justine" o Los infortunios de la Virtud.
¿Que ocurre cuando te das cuenta que "le va mejor" a quien obra "mal"?
¿Que pasa cuando te das cuenta que el pobre, el honesto, el trabajador vive peor que una rata de alcantarilla; y que el diputado, el empresario y el narcotraficante nadaría todo el día en una pisina de billetes si pudiera?
(o quizá ya lo hagan).
El acatar las leyes divinas no garantizan una buena vida.
Ni las divinas ni ningún otro tipo de ley.
No al menos en este planeta.
¿Que si se justifica el abandono de esas reglas? Pregunta el Marqués.
Yo diría que sí. (Aunque él dice -en todo dudoso- que no)
¿Acaso no lo hacen todos a diario? ¿Y qué pasa?
Nada. La virtud no es nada en este "planeta escoria".

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